El
avance hacia una economía del conocimiento es algo más que una realidad, los
vínculos entre conocimiento, innovación y productividad son indiscutibles en el
ámbito empresarial y por si fuera poco, el mundo de los negocios requiere que
los conocimientos y experiencias de los expertos sean identificados,
codificados y compartidos en beneficio de la organización a la que pertenecen.
Los directivos buscan que sus organizaciones reaccionen con mayor agresividad a
las exigencias del mercado y toman como medida incrementar el valor de los
productos y servicios que generan, descuidando por completo la mayor fuente de
enriquecimiento que existe: el conocimiento estratégico concentrado en su
propia organización.
La
gestión del conocimiento mejor conocida como (Knowledge Management, KM)
integra métodos y herramientas que
facilitan identificar y capitalizar el conocimiento de una empresa, haciendo
posible organizarlo, transformarlo y potenciarlo, de tal suerte, que pueda ser aprovechado por las personas en
diferentes momentos de su vida laboral, garantizando con ello la operación de
los procesos clave de la cadena de valor.
En las organizaciones existen profesionales
formados con gran experiencia en diferentes ramas de conocimiento, cuyo proceso
de aprendizaje ha significado una verdadera inversión organizacional, lograr
transmitir ese conocimiento con rapidez y oportunidad puede redituar a las
empresas resultados inmediatos de actuación, eficacia y productividad. No es
cuestión de moda, es una urgente necesidad de resguardar de manera estratégica
el conocimiento clave que sustenta los procesos organizacionales para después
convertirlo en elementos de aprendizaje, al alcance de las personas.
La
gestión del conocimiento, es un proceso en sí mismo, que va más allá de un
simple almacenar información relevante, implica identificar los elementos
valiosos, para luego transformarlos y
utilizarlos como herramienta de competitividad. Se dice fácil, sin embargo, es
una triste realidad que muchas empresas no sólo no se han preocupado por
respaldar el conocimiento, sino que consideran poco relevante establecer
mecanismos para identificarlo y gestionarlo.
Las
herramientas de la tecnología de la información, están siendo clave para
mantener vivo el conocimiento, las raíces e historia que dieron vida a la
organización pueden ser transmitidas con rapidez al personal de nuevo ingreso para potenciar su
asimilación y evolución. La gestión del conocimiento debe partir de una
iniciativa de la alta Dirección que permita estructurar de manera sencilla una
metodología que facilite documentar el conocimiento clave de las diferentes
áreas, ser analizado y procesado por un área experta y transformado en cápsulas
de aprendizaje a disposición de las personas que la organización considere que
deben utilizarlo.
La
curva de aprendizaje se optimiza, las mejores prácticas se potencializan y el
conocimiento clave se capitaliza por el
personal de nuevo ingreso, el personal
con potencial y la generación de relevo, dando como resultado una estructura de
aprovechamiento del aprendizaje tanto individual como organizacional que
difícilmente puede ser igualado por la competencia.
Jacquie Arévalo Rubio
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