La globalización como realidad actual de las
organizaciones, incrementa la necesidad de ser competitivos de manera
permanente, las exigencias del entorno cambian las expectativas y
requerimientos del negocio, siendo necesario que las personas asuman roles
diferentes, sean flexibles a los cambios que enfrentan y respondan con energía
y compromiso ante los retos que se les
plantean, los cuales, impactan de manera inesperada sus valores, necesidades e
intereses personales.
Esta época de cambios requiere nuevos recursos
internos en las personas para que puedan enfrentar la adversidad y reaccionar
de manera activa a las exigencias del entorno, sin que ello afecte su estabilidad
emocional o calidad de vida esperada. No todas las personas reaccionan con la
misma serenidad y fortaleza y la gran pregunta es ¿qué distingue a los seres
humanos que ante un mismo evento inesperado lleva a algunos a reaccionar con
entereza y se sobreponen a la
adversidad?, mientras que otros, se sumen en la tristeza y depresión sin
lograr recuperarse y salir adelante.
La resiliencia hoy día se identifica en las personas que llevan serenidad por
dentro y son capaces de infundir paz aún en medio de los momentos de mayor
tribulación. Consiste en tener una verdadera vocación de ser humano, donde la voluntad y la fe son características esenciales para salir adelante al transitar por el mundo que
nos ha tocado vivir y que en ocasiones nos presenta momentos difíciles que
prueban nuestra capacidad para resistir
y salir adelante con un espíritu fortalecido y lleno de riqueza para asimilar
el evento y aprender del mismo.
Con frecuencia la vida nos lleva por caminos
inesperados que cambian por completo
nuestros planes de vida, tanto personales como laborales, y originan que las emociones y sentimientos
se intensifiquen, nublando el pensamiento y las decisiones de las personas. La
resiliencia, es esa fortaleza que aflora ante la adversidad y estabiliza
las reacciones, brindando elementos de
soporte para procesar el evento inesperado
y reaccionar de la mejor manera.
Implica por un lado, un análisis
de las propias fortalezas, es decir,
reconocer los dones, talentos y poderes que poseemos y que con frecuencia
desperdiciamos ante el dolor. Y por el
otro lado, reconocer los propios errores y actuar en consecuencia para
corregirlos, desactivando con ello la posibilidad de auto sabotearnos y generar más estrés y angustia ante los
momentos difíciles que no está en nuestras manos evitar.
Por fortuna, la resiliencia es una competencia que se
puede desarrollar, y requiere un trabajo
personal en las tres áreas que integran a la persona: física, mental y
espiritual, no es posible lograr que las personas fluyan y reflejen fortaleza
interior si una de sus tres áreas que lo componen está desbalanceada, ya que
invariablemente afectará a las otras dos.
Sí, la resiliencia se puede desarrollar, el gran problema es que las
personas no se preocupan por ello hasta que se ven sorprendidos por una
eventualidad que les lleva a reflexionar sobre la importancia de fortalecer su
capacidad interior.
Existen conductas que distinguen a las personas
resilientes y que sus efectos los llevan
no sólo a sobreponerse a la adversidad, sino a ser exitosos, optimistas y
cooperadores.
- Mantienen un espíritu alegre, optimista e irradian buen humor.
- Se recuperan con rapidez de una crisis, trauma o situación difícil.
- Cuentan con herramientas para manejar el dolor y seguir avanzando.
- Convierten la adversidad en oportunidad.
Parece fácil, pero en realidad son resultado de una
serie de acciones que podemos realizar para ir fortaleciendo nuestro interior.
- Estrechar y fortalecer lazos familiares.
- Establecer una red de amistades congruentes y confiables.
- Fortalecer la inteligencia emocional
- Desarrollar tolerancia a la frustración
- Desarrollo integral personal, mente, cuerpo y espíritu
Las personas resilientes enfrentan la vida por
difícil que sea con entusiasmo y energía, desechan y modifican las conductas
negativa y se esfuerzan por controlar los impulsos que las desvías de la
productividad y estabilidad. Enfocan su energía en construir, muestran una auto
estima robusta, y día tras día se
esfuerzan por lograr el equilibrio en su comportamiento cotidiano, teniendo
como meta alcanzar las cuatro C´s: Consistencia, Coherencia, Congruencia y
Confiabilidad.
La Resiliencia es por tanto, hacer consciencia de
nuestro potencial y actuar con la
responsabilidad de nuestra vestimenta interior para salir a enfrentar los retos
que nos presenta nuestra realidad personal y laboral, con la firme convicción
de aprender y trascender a los eventos
difíciles, respondiendo siempre con la
mejor actitud.
Mtra. Jacqueline Arévalo Rubio. Coach, Consultora y Facilitadora en Capital
Humano.
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